Las compostas en botes requieren más atención que las hechas en tierra, pero no abunda el espacio para hacerlo a la vieja usanza y sin olor. Nos desafiamos a lograrlo y estamos muy satisfechos.
Somos 45 departamentos en la torre. Empezamos 9 con el proyecto y cada vez se han unido más vecinos a compostar, reusar e involucrarse en una tarea común que requiere muchos investigadores y manos para alcanzar las metas.
Reciclamos unos botes de pintura y los ubicamos bajo la sombra de un árbol en un barranco con difícil acceso y uno sobre el otro como en la foto:
Cada bote tiene agujeros hechos con taladro en la base y en la tapa. Y además, tela mosquitera que evitará que se fuguen las lombrices.
Sobre una base de pasto enmarañado, pusimos tierra común y encima, la tierra con la que llegaron las primeras lombrices que compramos. Esperamos que la segunda tanda sea el mismo equipo que duplico su población.
Solo el bote inferior, el que va contra el piso es diferente:
Tiene agujeros únicamente en la tapa y no tiene mosquiteros. Las llaves están enroscadas cerca del piso y desagotarán toda el agua que caiga de la materia orgánica en descomposición.
Esa agua diluida una parte en 10, es súper útil como fertilizante! Y si la composta es bien llevada, olerá "alimonada" aunque no usamos cítricos para evitar que se aletarguen las lombrices en su labor.
Para mantener el microclima dentro del bote de lombrices es necesario mantenerlo con sombra continua. Y en caso de lluvia, que el agua no les de directo tampoco. Nosotros los cubrimos con una puerta en desuso.
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